Danza contemporánea en Monterrey: un fin de semana de emociones y reflexión

Nuevo León Hoy

28 septiembre, 2025

Cultura

Danza contemporánea en Monterrey: un fin de semana de emociones y reflexión

Compañías locales exploraron temas como el miedo, la identidad y la resiliencia en el Teatro del Centro de las Artes de CONARTE, ofreciendo al público una experiencia escénica profundamente humana.

 El arte del movimiento se apoderó del Teatro del Centro de las Artes durante el fin de semana, donde agrupaciones dancísticas presentaron propuestas que conectaron con el público a través de temas universales como la incertidumbre, la memoria y la lucha interior.

Bajo un programa doble el viernes y una función especial el sábado, las compañías Moksa, El Ombligo de Adán y Víctor Burgoa demostraron la vitalidad y diversidad de la danza contemporánea regiomontana, atrayendo a espectadores al recinto ubicado dentro del Parque Fundidora.

Colaboración y contrastes en escena

La velada del viernes inició con “Tres movimientos en la penumbra”, un proyecto conjunto entre Moksa —con 17 años de trayectoria— y la más joven El Ombligo de Adán, fundada en 2020. Aunque con estéticas distintas, el diálogo entre ambas enriqueció la función.

Moksa, dirigida por Martha Valdez, abrió con “Danza para el miedo”, un solitario performance de 15 minutos donde la intérprete exploró la vulnerabilidad humana con un lenguaje corporal casi primitivo, acompañada por una composición sonora original de Rodrigo Zárate Marfil.

Por su parte, El Ombligo de Adán presentó dos obras. La primera, “¿Dónde ahora? ¿Cuándo ahora? ¿Quién ahora?”, dirigida e interpretada por Sandra Hernández, sumergió al espectador en un estado de introspección y desarraigo durante 30 minutos. La segunda pieza, “El grito”, de apenas 10 minutos, mostró la tensión de la contención emocional con el refuerzo de una soprano en vivo y un artista gráfico que dibujaba en tiempo real.

Un llamado a la conciencia social

El sábado fue el turno de la Compañía Víctor Burgoa, que presentó “Porque soy”, una coreografía que entretejió movimiento y presencia para visibilizar las voces históricamente silenciadas de las mujeres.

A través de gestos intensos y secuencias grupales llenas de energía, la obra —dirigida por Burgoa— planteó preguntas esenciales sobre la identidad y la existencia, sin necesidad de palabras. El elenco, conformado por bailarines de distintas generaciones, logró transmitir un mensaje de resiliencia y demanda de justicia que resonó entre el público.

El poder transformador de la danza

Más allá de la técnica, lo que unió a estas propuestas fue su capacidad para conectar la expresión corporal con interrogantes profundas de la condición humana. El cuerpo en movimiento se convirtió en vehículo de emociones, denuncia y autoconocimiento.

Con funciones como estas, Monterrey reafirma su lugar como un espacio fértil para la danza contemporánea, capaz de ofrecer no solo espectáculo, sino también reflexión y diálogo social.

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