El Escarlata Inunda Toluca: Una Ciudad en Éxtasis Celebra al Bicampeón
Seis meses después de la última fiesta, el color de la pasión y el triunfo volvió a teñir las calles. Toluca, la capital del Estado de México, se vistió de un rojo escarlata vibrante para recibir a sus héroes: los Diablos Rojos, flamantes bicampeones de la Liga MX, protagonizaron un desfile multitudinario que confirmó que la alegría, cuando se espera, sabe a gloria.
Desde horas antes de que comenzara el “Merry Champions”, el entorno del emblemático Estadio Nemesio Díez era un hervidero de emoción. La afición, fiel e incansable, colmó las calles con antelación, ansiosa por ver de cerca a los jugadores que les entregaron la duodécima estrella y un título consecutivo. El frío de la tarde nada pudo contra el calor de la hinchada, que coreó porras, entonó cánticos y, por supuesto, hizo retumbar una y otra vez “La Cumbia de los Trapos”, el himno no oficial que ya es banda sonora de esta era dorada.
La euforia alcanzó su punto álgido cuando los campeones hicieron su aparición. Entre vítores de “¡Bicampeón!” y “¡Sí se pudo!”, cada futbolista subió a los tres impresionantes camiones que los llevarían en un recorrido triunfal desde La Bombonera hasta el Águila de Colón. El propósito era claro: que este viaje de la gloria fuera inolvidable.
Entre la nómina de ídolos, nombres como Paulinho, Jean Meneses (Helinho), Luis García y Marcel Ruiz recibieron ovaciones estruendosas. Sin embargo, dos figuras se robaron el corazón y los reflectores de la tarde: Alexis Vega y el estratega Antonio “Turco” Mohamed.
La multitud coreó sus nombres con devoción. “¡Vega, Vega, Vega!” y “¡Turco, Turco, Turco!” resonaron con una fuerza especial, un reconocimiento al goleador que selló el campeonato desde los once pasos y al técnico que forjó un equipo imbatible en las instancias decisivas. Ambos, visibles emocionados, correspondieron el cariño, saludando y agradeciendo a una afición que los ha adoptado como símbolos de esta gesta.
El desfile no fue solo un recorrido; fue la culminación de un sueño repetido, la prueba tangible de que el espíritu diablo está más vivo que nunca. En Toluca, el escarlata no es solo un color: es la bandera de un pueblo que, una vez más, salió a la calle para gritarle al fútbol mexicano que aquí reside la pasión de un bicampeón.





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